Siguiendo con nuestra crónica del reciente viaje a Holanda, ahora que está fresco en nuestra memoria, os quiero hablar de una de las jornadas que dedicamos a visitar Leiden, una de las ciudades holandesas más bellas y mejor conservadas.

Cuna del célebre pintor Rembrant, y punto de origen de los peregrinos que fundaron Nueva Amsterdam en el Nuevo Mundo (luego rebautizada como Nueva York), Lieden conserva vestigios de su esplendoroso pasado, como algunas de las antiguas puertas que daban acceso a la ciudad amurallada, o molinos en muy buen estado de conservación, como el Molen de Valk (1743), que se puede visitar como museo, y el Molen de Put, los dos muy cerca de la estación central, en pleno centro de Lieden.

Precisamente el impresionante Molen de Valk es nuestra primera parada, a escasos minutos a pie desde la estación. Paseamos por el centro histórico, bastante bien conservado, pasando por una de las calles comerciales más largas de Holanda, de cerca de un kilómetro de largo. El centro está lleno de antiguos edificios, muchos de ellos museos de diversa índole o sedes de la Universidad de Leiden, una de las más importantes y antiguas de los Países Bajos.

Aprovechamos para un almuerzo ligero, a base de pannenkoeken, en una de las muchas terrazas que aprovechan el escaso sol del verano. Merece la pena contemplar la fachada del Ayuntamiento, una de las mejores muestras de la arquitectura civil renacentista.

Hace buen tiempo, y las terrazas están llenas, aprovechando los escasos días de sol en estas latitudes. Muchos de los bares tienen acomodadas sus sillas en embarcaderos de madera sobre los canales, y mientras tomamos unas cervezas notamos el balanceo de las aguas, al paso de numerosas barcas y lanchas de paseo, en las que los habitantes de Leiden dan un paseo por su ciudad con familia y amigos.

Finalmente, acabamos visitando el Burcht, un antiguo castillo circular del siglo XI edificado sobre una “colina” artificial, en el estratégico punto de unión de los dos brazos del «Viejo Rin» (Oude Rijn), punto fundacional de la ciudad. Desde allí tendrás unas vistas excelentes, ya que es el único punto elevado.

Junto al canal central, disfrutamos de un animado mercadillo, donde puedes encontrar casi de todo, con puestos de queso, claro, pero también de productos orientales, pescado fresco, puestos de friten (patatas fritas), artesanía, etc.

Si gustas de los museos, la oferta en Leiden es muy amplia, destacando sobre todo el Museo de Historia Natural, Naturalis, que cuenta con una de las mejores colecciones del mundo o el Jardín Botánico de Leiden, el más antiguo de los Países Bajos.

Comprobamos que, más allá de sus edificios y museos, Leiden es una ciudad animada y llena de vida, con personalidad propia, con multitud de bares, restaurantes, pastelerías y tiendas de todo tipo. Merece la pena visitarla si estas en Holanda unos días.