Siguiendo con nuestra visita a las bodegas Taylor´s en nuestra reciente visita a Oporto, una vez que nuestra amable y muy competente guía Sonia Marissa nos explica la ubicación de las quintas productoras y cómo se elabora el Oporto en sus primeros pasos, seguimos con la visita al “sancta santorum”, que es la bodega donde se envejecen los caldos tras ser transportados río abajo.
Impresionan los gruesos muros, con tres siglos de existencia, que mantienen las perfectas condiciones naturales de humedad y temperatura que requieren las cubas. A través de la madera el vino “respira” la humedad y el aire procedente del Duero, escasos metros más abajo, descendiendo por las calles empedradas. En los sótanos, bajo nuestros pies, descansan los más apreciados Vintages, que envejecen en botella largos años en espera de su maduración perfecta.
Se puede oler el vino en las estancias, un olor dulce, una mezcla como de olor a miel, madera y vino, difícil de explicar, y muy agradable. La oscuridad reina en la bodega, y sólo al entrar se iluminan con una tenue luz. No creo que haya vinos tan mejor cuidados y tan mimados.
Como ya explicamos, al estar fortificado con aguardiente de uva, el Oporto es capaz de envejecer durante mucho más tiempo que la mayoría de vinos, proceso que puede durar desde dos años a varias décadas. La maduración se realiza en barricas, cubas o botellas, o combinaciones de estos métodos. Estos diferentes periodos y métodos de envejecimiento son los que producen los diferentes estilos de Oporto, cada uno con su carácter diferenciado.
Lo primero que visitamos son las grandes cubas de madera, con una capacidad entre 20.000 y 100.000 litros, donde envejecen y van redondeándose, ganando en complejidad y aromas. Normalmente los enólogos de la bodega mezclan en estas barricas los vinos procedentes de las diferentes quintas, para buscar un equilibrio, ya que los procedentes de las fincas más altas producen vinos más intensos, más ricos en taninos, que los procedentes de fincas más bajas, en tierras cercanas al río.
La maduración en estas grandes barricas dura entre 2 y 6 años, según el tipo que se trate, y luego, una vez purificados se embotellan y se venden ya listos para beber.
Muchos de estos vinos, ya mezclados, se envejecen también en toneles pequeños de 550 litros, que produce los Tawnys envejecidos, desde 10, 20, 30 a 40 años. Este envejecimiento en roble saca un vino que, una vez embotellado, estará listo para beber, y no necesitará ser envejecido por el comprador.
Sin embargo, los vinos procedentes de las mejores quintas, sobre todo Vargellas y Terra Feita, y en sus mejores años, se les da un tratamiento diferente. Estas cosechas, clasificadas como “Vintage” serán envejecidas en roble durante 2 años para luego ser embotellados y vendidos, a un precio muy superior, que puede rondar entre 100 y 200 euros por botella. En este caso la botella se debe envejecer por el comprador, siendo lo recomendable entre 10 y 50 años en botella, lógicamente tumbadas y en condiciones ideales de humedad y temperatura (de bodega).
Estos Vintage que alcanzan la madurez se consideran una auténtica inversión, ya que aunque cuando se compran ya son bastante caros, los precios que pueden alcanzar una vez han madurado pueden ser astronómicos (hablamos de miles de euros la botella), aunque la complejidad de aromas que alcanzan seguramente lo justifican.
Los Vintage se elaboran también con vinos de una sola quinta, los llamados Vintage de una sola quinta, y en estos casos se envejecen en botella en la bodega de Gaia durante 8-10 años, para luego ser vendidos para su envejecimiento por el comprador. Son excepcionales y normalmente llevan el nombre de la quinta productora.
Por otra parte, para los que no tengan la paciencia ni el lugar adecuado para envejecer estos vinos, se venden los Late Bottled Vintage, que han madurado en barrica un mayor tiempo, de 4 a 6 años, y son embotellados ya listos para beber.
Menos los Vintage, el resto de vinos tienen la fecha indicada en la botella, ya que no están hechos para envejecer muchos años.
Tras la visita a la bodega y los jardines, podemos contemplar una excelente vista de Oporto, al otro lado del Duero, antes de pasar al momento crucial de la visita, la cata de vinos de Oporto, 9 botellas nos esperan ya servidas en una gran mesa, en preciosas copas serigrafiadas con la marca de la casa. Pero esto ya será en otra entrega de nuestra crónica.
Muy interesante esto de los vinos de Oporto.
Nos has dejado con la miel en los labios así que esperamos ansiosos la próxima entrega.
Saludos.
Claro, no te preocupes, en pocos días iré añadiendo algunas catas. Es que tampoco os quiero saturar de golpe con un montón de artículos del Oporto, no quiero ponerme pesado :-)
Un saludo.