cena navidad
Ya quedan pocas horas para la esperada cena de Nochebuena, la más importante de las comidas de Navidad. En la mayoría de los hogares es costumbre reunirse en estas fechas con familiares y amigos, y es momento de comer bien y beber mejor.

Un consejo básico, válido para cualquier otra cena a la que tengamos invitados, es no complicarnos mucho las cosas, tampoco creo que nuestras familias quieran que pasemos muchas horas en la cocina. De hecho, yo recomendaría prepararlo todo con cierta antelación. Muchos de los platos se pueden preparar el día antes, o incluso durante la mañana, con lo que a la hora de la cena estaremos más tranquilos, y libres para decorar la mesa y atender a nuestra familia.

Así, las sopas o cremas se pueden hacer uno o dos días antes sin problema. Los asados de carne se pueden hacer el día anterior, o esa misma mañana, incluso mejoran reposando unas horas. Los pescados son más delicados y sí deberemos cocinarlos, igual que el marisco, a última hora. Otro punto importante es no arriesgarnos con recetas que no hayamos practicado antes alguna vez, corremos el riesgo de que nos salgan mal y dejar a los invitados sin cenar, o tener que acudir a soluciones improvisadas.

Si queremos preparar una tarta o algún postre más elaborado, una mousse o flanes, también es mejor prepararlos con antelación. Intentemos hacer postres ligeros, ya que es una cena que suele contar con varios platos, sin contar los aperitivos, normalmente abundantes. Las cremas o mousses son una buena opción, o incluso helados que podemos servir con frutas e incluso un poco de licor.

Personalmente me parece excesivo poner dos platos principales, como veo se está convirtiendo en costumbre en muchas casas, un plato de carne y otro de pescado. Pero bueno, si queremos hacerlo reduciría bastante las raciones, para evitar indigestiones. Una buena forma de hacer la comida más llevadera es seguir la antigua costumbre de servir un sorbete de frutas, mejor de limón o naranja, a mitad de la comida, entre los platos principales, algo que ayuda bastante a nuestro estómago a digerir la comida y a prepararnos para los siguientes platos.

En general aconsejo platos sencillos y ricos, basados en buenas materias primas. En cuanto a las guarniciones es preferible optar por verduras cocidas al vapor, cuyo sabor podemos resaltar con un breve salteado o añadiendo simplemente un poco de aceite o mantequilla, sal y pimienta. Siempre será más ligero que unas patatas fritas, que aportan muchas calorias y grasas. El arroz hervido es también una buena opción, y si queremos que quede más sabroso podemos añadirle unas pasas, o unos piñones, o algunas hierbas aromáticas picadas. El arroz salvaje y el arroz basmati son otras alternativas interesantes.

Respecto a las bebidas, nos podemos decantar por vinos jovenes y afrutados, ligeros, más del gusto actual, tintos o incluso algún rosado de calidad. Los blancos secos frescos son buen acompañamiento del marisco y los entrantes, y un moscatel para los postres, o como marca la tradición, un cava bien frío. No olvidemos servir agua mineral con o sin gas, bien fría, que nos ayudará a digerir la copiosa comida. Y un consejo que parece una tontería, bebamos con moderación si no queremos llegar en un deplorable estado a los postres.

A pesar de mis consejos, es verdad que muchas veces queremos “lucirnos” con los invitados y familiares, así que no queda más remedio que pasar muchas horas en la cocina. Pero bueno, todo sea por amor a nuestros seres queridos, no nos quejaremos mucho.