Málaga es mucho más que playa y «pescaito» frito. Si nos alejamos pocos kilómetros hacia el interior de la provincia podremos descubrir maravillas como el fértil valle del Guadalhorce, la serranía de Ronda, la meseta antequerana o la Axarquía malagueña. Y es que a pesar de su extensa costa, Málaga es una de las zonas más montañosas, contando con picos que superan los dos mil metros, y con sierras donde nieva cada año a escasos kilómetros del mar. Si queremos conocer la Málaga interior, nada mejor que empezar por los Montes de Málaga, un parque natural a escasa distancia de la capital, auténtico pulmón verde de la ciudad, y donde proliferan las antiguas ventas, ahora reconvertidas en restaurantes de cocina típica.
El parque natural de los Montes de Málaga
El parque tiene una larga historia. Las fincas que lo conforman eran en su tiempo viñedos y campos de olivos y almendros. De hecho, todavía se conservan algunos cortijos donde se procesaba la uva, los lagares, la mayoría abandonados. Y es que tras la desastrosa plaga de filoxera de finales del XIX, la mayoría de la población emigró a la ciudad, abandonando los cultivos. Posteriormente, y ante las graves inundaciones que asolaban Málaga año tras año, se decidió repoblar las sierras que rodean la capital, aparte de construir pantanos y represas. Así se creó el Parque Natural de los Montes de Málaga, a principios del siglo XX, una ingente labor de ingeniería forestal que nos ha dejado un legado natural de gran valor.
Bien conocido por los malagueños, es el mejor lugar de esparcimiento, y cada fin de semana suben miles de personas a pasar un día de campo paseando por los numerosos caminos y carriles forestales, o a comer en alguna de las ventas que se encuentran a pie de carretera. Y es que 5 mil hectáreas de parque dan para mucho. A finales de septiembre la dirección del parque organiza la Fiesta de la Vendimia, en un antiguo lagar restaurado, el Ecomuseo Lagar de Torrijos. También tenemos la Finca de las Contadoras, donde se reciben visitas de colegios como aula de la Naturaleza.
Las ventas de los Montes surgieron como puntos de suministro en el antiguo camino hacia Granada y Madrid, así como hacia los pueblos del interior. A la manera de las antiguas fondas, aquí se servían modestas comidas a los escasos viajeros de aquellos tiempos, y además se vendían productos de primera necesidad, pan, vino de la zona, grano, abonos, herramientas e incluso animales de granja. A muchas de ellas no ha llegado la electricidad hasta hace pocos años, y recuerdo la venta Galwey, en el cruce de la carretera de Olías, que se alumbraba con luz de gas y que todavía vendían conejos y gallinas. Hoy día han cambiado mucho las ventas, se han reconvertido en restaurantes, perdiendo mucho del encanto primitivo, aunque todavía hay algunas bastante auténticas, como la citada Galwey o la venta Lanada, que se conserva tal cual desde el año 24 del siglo pasado.
La cocina de los Montes, auténtica cocina malagueña
La cocina de las ventas es muy sencilla y contundente. En las ventas cercanas a Málaga se sirve un arroz caldoso excelente, de pollo o conejo (el más famoso el de la Venta del Túnel), y en las más alejadas migas, pucheros, callos, conejo al ajillo y lomo en manteca, que son platos imprescindibles, y no puedes dejar de acompañarlo con los vinos del terreno, moscateles y secos de calidad excepcional, vinos jóvenes que repuntan cuando se guardan un tiempo. La cocina es de calidad y abundancia, y los precios moderados, y esto, junto con el incomparable entorno natural y las vistas, hacen que los fines de semana estén muy concurridas. Por eso prefiero subir hasta las ventas más alejadas, ya cerca de Colmenar, que suelen estar más tranquilas, relativamente.
Si eres de buen comer, pide el famoso plato de los montes, el plato combinado más exagerado que puedas imaginar, con un taco de lomo en manteca, pimientos fritos, huevos fritos, chorizos, acompañados de migas o patatas fritas. Y si quieres un tapeo en la barra, un plato de lomo en manteca cortado en lonchas y una copa de vino de los montes es más que aceptable.
Si eres de cuchara, como yo, no dejes de pedir el puchero, servido a veces con pan, otras con arroz, a veces como consomé con huevo duro y jamón. Los callos se ponen de primero, con garbanzos, y en ocasiones hay potaje de coles o berzas, un contundente potaje de carnes y embutidos, con repollo o judías verdes, sobre todo muy metidos en invierno, y en las ventas más cercanas a Málaga, por la zona del pantano del Agujero, como en la venta La Españita. El estofado suele estar muy bien, con un toque de clavo muy agradable. También hay algunas ventas donde se preparan buenas carnes a las brasas, sobre todo conejo, cerdo o pollo.
Es curioso el uso de las especias que caracteriza la comida de las ventas, encuentras mezcla de clavo, canela, cominos y azafrán en el arroz de los montes y en muchos guisos. En la Venta Lanada sirven un excelente estofado de jabalí con intenso sabor a clavo. La misma berza lleva un sofrito con cominos, que aligeran la digestión de las grasas y los garbanzos, como bien se sabe. Quizás se pueda explicar por la herencia árabe, siglos de convivencia que han dejado su huella en la cocina de los montes, probablemente la más auténtica cocina malagueña, poco influida por los cambios y modas que han ido llegando a la capital, más cosmopolita.
Algo que puede parecer una tontería, pero que aprecio mucho, es que la cocina de las ventas es cocina casera de verdad, donde el puchero se hace con gallina, y las patatas fritas son como las de mi abuela, fritas en aceite de oliva en sartén. Y se agradece mucho comer patatas que ni son congeladas ni están hechas en freidora, algo raro en los tiempos que corren. Eso sí, no esperes finuras no cocina creativa, ni falta que les hace.
Recomendaciones
A las ventas los malagueños suben cuando empieza a refrescar el otoño, así que en verano no encontraras a casi nadie. En verano la playa es costumbre sagrada. Muy buena época es ahora, en septiembre y octubre. Además, puedes aprovechar para un paseo por los numerosas pistas forestales, buen deporte y aire puro, y descubrir sus bosques de pino carrasco, junto con manchas de quejigos (roble andaluz), alcornoques y encinas. Las rapaces abundan también, y no es raro ver culebreras, azores, perdiceras y ratoneros. Tampoco te asustes demasiado si ves una manada de jabalíes, que aunque de costumbres nocturnas, a veces hemos sorprendido en alguna vaguada. Son muy abundantes en el parque, al no tener predadores naturales.
El paseo se puede aderezar con unas moras silvestres, a final de verano, o con unos deliciosos madroños, fruto del arbusto homónimo, Arbutus Unedo, que crece en las zonas más húmedas y frondosas de los valles. Sabiendo la lentitud de su crecimiento, muchos de ellos deben tener cerca de cien años, con sus troncos nudosos y el tamaño de una encina. Ten cuidado, los frutos tienen cierto contenido alcohólico, si comes muchos te puedes emborrachar. Y como es otoño, no pueden faltar setas de bosque mediterráneo, que yo prefiero fotografiar para no alterar mucho el medio.
Lo bueno de los carriles forestales del parque es que no se permite el tráfico, salvo para los guardas y personal del parque, por lo que es ideal para pasear con los perros y disfrutar de la Naturaleza. En invierno recuerda siempre llevar abrigo, aunque en la costa haga calor hay que tener en cuenta que estamos a una media de 500-800 metros de altura sobre el nivel del mar y la diferencia térmica es importante. Si puedes, te recomiendo subir mejor entre semana, mucho más tranquilo, y siempre mejor en otoño o invierno, ya que en verano hace mucho calor. La primavera es el mejor momento, sobre todo entre marzo y mediados de mayo. Si quieres parar por esta zona, también hay algunos hoteles rurales, como el hotel Humaina, sito en un antiguo cortijo reformado, o alquilar alguna de las muchas casas rurales que hay, aunque por la cercanía a la ciudad no merece mucho la pena.
En cuanto a las mejores ventas, mi ranking particular sería algo así:
- Venta Lanada, cerca ya de Colmenar
- Venta Galwey, en el cruce de carretera de Olías
- Venta El Túnel, zona pantano Agujero
- Venta La Españita, zona pantano Agujero
- Venta Las Pitas, zona pantano Agujero
Aunque se come muy bien en casi todas, debe haber más de 100 por los Montes, y tampoco las conozco todas. Si eres de Málaga se aceptan sugerencias. ¿Cuál es tu venta preferida?
Qué post tan bonito!
Gracias Miriam, me has servido de ejemplo, que lo sepas :-)
¡¡Me has leído el pensamiento!!, precisamente estabamos pensando en ir mañana a algún sitio de los montes y vas y publicas este post. No sabes lo bien que me ha venido esta información.
¿Te apuntas?
Saludos
Me apunto a la Venta Galway, por su ubicación, sus vistas, aunque años atrás era más entrañable, más autentica; para mi gusto claro.
Enhorabuena por el artículo
Saludos
La Galwey es muy buena, la comida excelente, pero es verdad que con las últimas reformas ha perdido mucho encanto, una pena no hayan sabido conservarla mejor. Yo de ellos habilitaría un patio muy chulo que tienen al lado, que en los días de solecito se tiene que estar genial.
Un saludo :-)
Pues mi venta favorita es «Lanada», que tú mencionas y otra de mis favoritas que esta al principio de los montes es «El ventorrillo de Santa Clara» se come de lujo y la venta es muy bonita y el personal también es fantástico, besitos.
¡¡Aaayy!! ¡¡qué ganas de lomo en manteca con un buen trozo de pan recién hecho!!
Mis ventas favoritas El Boticario y Los 3 cincos, gente simpática y eficaz, buena comida y buenos precios.
El ventorrillo también merece mucho la pena, como dice Vito. Yo hace tiempo cogí aversión a algunas ventas que su arroz caldoso quedaba reducido a «arroz + especias» y nada más… pero ahora que paso mucho tiempo fuera, echo de menos esta cocina
Entonces tendré que ir al Ventorrillo, no recuerdo haber estado, me parece soy un «animal» de costumbres, acabo yendo siempre a los mismos sitios.
Antonio, vente a uno de los cursos de arroces que hacemos, el arroz de los montes nos sale bordado, me enseñó un buen amigo que ha trabajado de cocinero en las ventas :-))
Un saludo
A ver si me puedo escapar Pepe, me interesaba mucho el tuyo de cocina japo… pero es que ya paso más tiempo en Madrid y se me hace casi imposible, estaré atento a ver si coincide
Bueno, eso es buena señal, que no falte el curro :-)