Ikea Food © José Maldonado

Ikea Food © José Maldonado

Ayer estuve en el Ikea cercano y a la entrada me regalaron un vale para degustar tapas suecas con el almuerzo. No es que la comida sueca sea mi preferida, pero lo poco que conozco me gusta bastante. Reconozco que me encantan las albóndigas suecas que sirven en el menú, y la combinación con patatas, pepinillos y mermelada de arándanos es sencillamente genial.

Al final, y por la hora, no nos quedamos a comer, pero la pequeña tienda de Ikea Food que hay a la salida es toda una tentación, y una buena manera de acercarse a la cocina sueca. A pesar de ser pequeña, hay casi de todo. En congelados encontramos salmón fresco y las clásicas albóndigas, que aprendí a hacer en casa hace tiempo. Entre las bebidas lo mejor es la sidra de peras, en grandes latas, que bien fría es una maravilla, bastante dulce.

También encontramos bricks con bebidas de arándanos y escaramujo, entre otros, y consecuencia del gusto de los nórdicos por los frutos del bosque son las abundantes mermeladas. Muchos de estos productos son además ecológicos. Me traigo una mermelada de naranja con flores de sauco muy rica, y la clásica de arándanos rojos, una delicia, que además está de oferta. También venden salsa de vainilla en bricks, que es la que suelen servir para acompañar las tartas de frutos rojos.

En refrigerados encontramos salsas, como la de rábanos picantes, y salmón ahumado en diferentes presentaciones. Incluso me llama la atención que venden la masa para el pan de jengibre, en un rulo que una vez estirado se corta para hacer figuras e incluso casitas, una vez horneado, claro, y que es una tradición navideña muy arraigada.

También se venden bolsitas con especias secas, desde pimienta en grano hasta romero o tomillo. Dentro de los panes, venden congelados esos panes tiernos, muy finos, usados para rellenar con ahumados y ensaladas. Hay mucha variedad, al final me decidí por unos panecillos integrales crujientes, con avena y sésamo, perfectos para acompañar con queso, a modo de crackers.

Pero mi perdición son las patatas fritas del Ikea Food, que se venden en bolsas con distintas variedades. Mis preferidas son las de cebolla y crema, irresistibles de verdad. Son un vicio, realmente una vez que pruebas una no puedes dejar de comer hasta acabar la bolsa, muy crujientes, agridulces y nada aceitosas.

Para acabar con las dulces tentaciones, lo que más abundan son los dulces y galletas, con paquetes y atractivas cajas, con infinidad de variedades. Al final, para no pecar en exceso, me traje unas deliciosas galletas suecas de jengibre ecológico, muy finas, crujientes y de sabor intenso, con melaza y un toque de canela y clavo muy sutil. Ideales para acompañar el café o el té de la tarde.

La única pega, si se le puede llamar así, es que las etiquetas están todas en sueco, no así en las estanterías. Para leer los ingredientes o incluso el nombre del producto en español hay que buscar entre 15 idiomas. En el caso de las mermeladas hay que levantar una pegatina autoadhesiva que tiene detrás para llegar a nuestro idioma, algo complicado la verdad.

Resumiendo: 2 bolsas de patatas, 2 sidras de pera (medio litro cada una), 2 mermeladas, un paquete de panes suecos, unas galletas y la bolsa Ikea Food de papel, que la cobran aparte. En total en torno a 11 euros. Los precios son razonables, y se sigues las ofertas puedes encontrar mermeladas por un euro y medio, realmente baratas.