Guiso de tomate con patatas © José Maldonado

Guiso de tomate con patatas © José Maldonado

Todavía me dura la “resaca” portuguesa y gallega. Ojeando un librito de cocina portuguesa que compré en Oporto he encontrado esta sencilla receta de guiso de tomate con patatas, tomatada com batatas, típica del Alto Duero. Es un plato  muy completo, aunque es preferible servirlo  como acompañamiento de platos de pescado azul, bacalao o carnes blancas.

Me ha hecho gracia, ya que la receta incorpora la pimienta de jamaica, de la que os hablé hace poco, y que aporta sus aromas a nuez moscada, clavo y canela.

El nombre del plato en portugués induce un poco a confusión, batatas en portugués quiere decir patatas. Lo digo ya que he visto alguna receta por internet, de cocina portuguesa, en la que caen en el error, por ejemplo, de ponerle batatas a la sopa da pedra, cuando en realidad se hace con patatas. Traduttore traditore.

Ingredientes

4 tomates maduros, 4 patatas medianas, 3 pimientos verdes, de freír, una cebolla grande, sal, pimienta de jamaica, aceite de oliva.

Elaboración

Saltea, en una cazuela, la cebolla picada muy fina con 4-5 cucharadas de aceite de oliva. Cuando quede transparente añade el pimiento cortado en rodajas finas, dejando cocer a fuego lento hasta que quede tierno.

Añade entonces los tomates troceados, añade un poco de sal y 7 granos de pimienta de jamaica, machacados un poco. Deja cocer, removiendo, hasta que la salsa espese.

Cocer mientras tanto, aparte, las patatas sin pelar en abundante agua hirviendo con un poco de sal. Escurre y pela en caliente, cuando ya se puedan manipular.

Sirve los tomates acompañados de las patatas, cortadas en rodajas, y por separado, como guarnición de platos de pescado o de ave. Esta receta de guiso de tomates con patatas es sencilla y deliciosa.

Degustación, consejos

Tomado como plato independiente me parece algo «soso», sinceramente, así que mejor como aconsejan en el libro, como guarnición. Por mi parte, encuentro las patatas un poco insípidas, quizás le añadiría un chorrito de aceite de oliva, y un poco de ajo y perejil picados, incluso unas gotas de vinagre no les vendría mal.

En Oporto, desde luego, siempre las sirven así, con su aceite, sal y perejil, y normalmente son patatas pequeñas cocidas y servidas con su propia piel, como en el bacalao que tomamos en Adega San Nicolau. Una maravilla. Os recuerdo la foto aquí.

Bacalao con patatas en Adega San Nicolau, Oporto © José Maldonado

Bacalao con patatas en Adega San Nicolau, Oporto © José Maldonado