Esta receta de sopa de zanahoria y naranja es muy ligera y te hará quedar muy bien en alguna cena especial, como entrante original y diferente.
Además se toma templada, caliente o incluso fría. El color es realmente espectacular. Si quieres un toque especial puedes añadir un poco de agua mineral con gas, justo a la hora de servir.
Ingredientes para la receta de sopa de zanahoria y naranja
500 gr. de zanahoria
1 cebolla
1 litro de caldo de pollo
3 naranjas
Sal, pimienta
100 cc. nata espesa
1 cebolleta
ELABORACIÓN:
Ralla la piel de las naranjas. Exprime el zumo y pasa por un colador. Reserva.
Pica fino la cebolla y las zanahorias peladas. Cuece en el caldo, con el zumo de naranja colado y la ralladura, a fuego lento una media hora.
Una vez que las verduras estén tiernas, añade la nata y tritura con batidora hasta obtener una crema fina. Pon a punto de sal y pimienta. Sirve al momento o, si quieres, deja enfriar por completo.
Una vez fría ajusta de condimento y sirve decorada con cebolleta picada. Si quieres puedes servirla con un chorrito de agua mineral con gas.
La receta de alubias me ha impresionado jaja…sobre todo por lo bien escrita y descrita, claro que viniendo de tí no me extraña nada.
Yo también confieso soy amante secreto de la fabada, que cuando puedo me hago una escapada a la casa de Asturias..no puedo evitarlo, y sin aerored ni nada, que las cosas buenas sientan bien :-)
Un abrazo Héctor y me alegro te gusta la sopa, seguro impresionas a la parienta.
Qué receta más maravillosa. Apúntate diez, Pepe. Con mi chica hacemos usually tus recetas.
Y, mira, como me he levantado generoso y veo que el público se lanza a sus pinitos, os hago un aporte para urgencias de soltería: alubias de bote con gambas. Apartas tres cuartos de un bote de alubias y una cucharada del líquido que la conserva (y ríe mientras escuchando los soniditos escatológicos que hacen las alubias al intentar salir del bote, al que deberás golpear en el culo para lograr que las alubias lo abandonen, que ya sabemos que las alubias son muy de apalancarse en los tarros; usa gambas de las congeladas y usa unos cien gramos: muchas bolsas son de ese peso. Te las puedes comprar sacadas de la mar, las gambas, y las alubias de cultivo ecológico pero entonces no sería de urgencias la receta y, total, por un E-244 más que te tomes en tu vida no vas a ponerte como la niña del exorcista. Al ajo, que se me despistan: maja varios dientes de ajo en el almirez -hay que ver lo bien que queda la palabra almirez en una receta, te sientes Elena Santonja en tí mismo- y luego fríelos con aceite de oliva y una guindilla -o no, dependiendo del fragor de la hemorroide-, incorpora las gambas, que ya deben estar descongeladas de golpe de microondas; cuando estén doradas por el sol cual racimo que corta el viñador -vigila que los ajitos no se te quemen que es una tendencia que tienen si no los miras fijamente- incorpora cucharada del líquido de extraña compsición que guarda a las alubias en su bote, y, luego, por fin, las alubias. Sala sin pasarte, que no tienes ya las venas y arterias como un chaval de 15, mezcla, retira del fuego antes de que se te vuelvan las alubias una plasta infame, las repartes en plato, le pones una ramita de cilantro o perejil pa despistar y parecer ratatouille man, sirves un vinito blanco seco, brindas comes, te relames y te tomas un aerored sin que nadie lo note porque ya no tienes el colon pa tonterías, mi niño. Y, ale, toma calorías.
Besos al bloguero. Aunque parezca de coña, la receta es resultona, I confess.