El pasado 30 de noviembre 2011 he cumplido con la amable invitación de Cerveceros de España, en un evento de cata de cervezas en Kitchen Club de Madrid, ejerciendo de anfitrión uno de nuestros blogueros más conocidos, Mikel López Iturriaga, autor de El Comidista.

Ha sido una visita breve, pero todo un placer reencontrarnos con un grupo de amigos y bloggers gastronómicos, y conocer en persona a otros por vez primera. Empezamos la noche con una breve introducción de Mikel, donde nos habla de los platos que se van a ir sirviendo durante la cata, expresando su “terror” ante la palabra “maridaje”, de la que es cierto que se abusa actualmente. A continuación pasamos a la cata, dirigida por Juan Muñoz Ramos, sumiller, tras una introducción de Jacobo Olalla Marañón, director general de Cerveceros de España.

Lo primero que nos sorprende a muchos es la gran variedad de cervezas que se fabrican en nuestro país, uno de los mayores consumidores de esta noble bebida. Bien es verdad que en la mayoría de los bares y restaurantes no se nos informa adecuadamente de la calidad y origen de las cervezas que sirven, informando más de la marca que del tipo de fermentación y otras características.

Empezamos con las cervezas más suaves, al igual que se hace en catas de quesos o de otros productos. La primera es la cerveza Sin, con menos del 1% de alcohol en volumen, que se nos presenta como el futuro en momentos en los que los controles de alcoholemia obligan al consumo de estas variedades. En todo caso, es la que menos gusta en general, huele a cereal crudo fresco, a lúpulo y malta, con un suave dulzor. Para esta cerveza nos sirven una tapenade de olivas y anchoas.

Pasamos a luego a una cerveza Lager Especial, cerveza de baja fermentación, más densa y con más espuma, con aromas frescos, cítricos, con una ligera acidez que combina muy bien con el dulzor del aguacate y el pescado de un sushi de salmón y langostinos envuelto en aguacate.

 

La cerveza Extra es más intensa, color ámbar dorado, aromas malteados, con algo de recuerdo de regaliz, y en boca es más intensa, malta tostada, con un final amargo torrefacto muy agradable. Su fuerza combina bien con picantes, como el rollito de morcilla de cebolla con salsa de curry.

Seguimos con la cerveza de trigo, a la que me he aficionado últimamente. Tiene mucha espuma, color turbio brillante, y un sabor ácido, aromatizada con cilantro. Marida con platos más suaves y cítricos, como el ceviche de corvina.

La siguiente es la Pale Ale, cerveza de alta fermentación, originaria de las Islas Británicas, de sabor más complejo, pálida, sabor equilibrado con manzanas maduras. Una cerveza adecuada para acompañar carnes como el steak tartare.

También se producen en nuestro país cervezas de Abadía, siguiendo las técnicas de los monasterios de Centroeuropa, de donde proceden, sobre todo de Bélgica. Son cervezas de alta fermentación, color bronce con espuma tostada y cremosa, con aromas a caramelo y frutas, sobre todo plátano y manzana madura. De gusto afrutado, seco y caramelo. Combinan muy bien con platos dulces, como la salsa caramelizada de la suprema de pintada con papillote de setas que se sirve apara acompañarla.

cerveza de abadia

Acabamos con la más fuerte e intensa, la Stout Negra, cerveza negra, de malteado intenso, con aromas intensos a café, torrefacto y regaliz y lúpulo. La espuma es intensa, cremosa y resistente, sabor potente con toques de café y regaliz. Una de mis preferidas, aunque es cierto que el “maridaje” es más complicado, y nos sorprende lo bien que combina con el brownie de chocolate amargo.

Una noche en la que he aprendido algo más de este apasionante mundo de la cerveza. He echado de menos que se hablara de la cerveza como ingrediente, recordando platos tan deliciosos como el Welsh Rarebit o la Carbonnade Flamande, donde la cerveza es ingrediente principal.